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martes, 3 de agosto de 2010

ANATOMIA. Constitución general del esqueleto.

Examinando el esqueleto, llama la atención en primer lugar, una columna ósea situada en la línea media y plano posterior del tronco formada por la superposición de huesos similares (vertebras). En su extremidad superior ese eje óseo se ensancha considerablemente para formar el cráneo, mientras en su extremidad inferior se estrecha para terminar en el cóccix. (figs. 1 y 2)

A los lados de la parte media de dicha columna, se desprenden unos arcos óseos (costillas), cuya extremidad anterior va a fijarse por medio de cartílagos al esternón, constituyen una verdadera caja, llamada torax. Su parte superior está limitada a cada lado por dos huesos. omóplato y clavícula, que constituyen la cintura torácica. De ésta parte, a ambos lados, una serie de huesos articulados entre sí, que constituyen el esqueleto de los miembros superiores.

En la parte de la columna vertebral se articulan, uno a la derecha y otro a la izquierda, dos huesos planos y grandes que constituyen la cintura pélvica o pelviana, a cuyos lados  se implantan los huesos que forman el esqueleto de los miembros inferiores.

El esqueleto del individuo adulto está formado por 208 huesos, sin contar los huesos supernumerarios llamados huesos wormianos del cráneo y huesos sesamoides, situados en los pies y en las manos.

Se ha acordado comparar los huesos con formas geométricas y clasificarlos, atendiendo a su forma general, se pueden clasificar en tres tipos:

1. Huesos largos, en los que un eje, el longitudinal, predomina sobre los otros dos. Los huesos de esta clase están constituidos por un cuerpo o diáfisis que termina en ambas estremidades por formaciones más o menos voluminosas o epífisis.

2. Huesos cortos, en los que las tres dimensiones son más o menos iguales, como sucede con las vertrebras, los huesos del carpo y metacarpo.

3. Huesos planos, en los que dos de sus dimensiones predominan sobre la otra, presentando generalmente dos caras o dos o más bordes.

Algunos autores agregan un cuarto tipo de hueso: huesos irregulares, como el esfenoides, las vertrebras, etc.

En el cuerpo de un hueso como sus extremidades, se presentarn accidentes de doversa índole, qie se describen acontinuación:

Las eminencias o apófisis son salientes de forma muy variable, pueden ser articulares, que sirven para la articulación de otros huesos, y no articulares, cuya forma, muy diversa, da origen a tuberosidades, gibas, espinas, crestas, etc.

En la superficie de los huesos también existen cavidades. Unas son articulares y sirven para contener las eminencias de otros huesos, y otras son no articulares. Entre éstas hay varias clases: cavidades de inserción: sirve para dar inserción a músculos o tendones. Cavidades de recepción: se presentan bajo forma de canaladuras o surcos para contender tendones o vasos sanguíneos, o bien, bajo forma de fosas que albergan órganos, como los globos oculares o los lóbulos cerebelosos, etc. Cavidades de ampliación: que comprenden los senos y celdillas ahuecadas en diversos huesos.

Hay además, en los huesos, orificios y canales óseos, los primeros dan paso a formaciones nerviosas o vasculares comprendiendo los orificios y conductores nutricios que se encuentran en los huesos largos, adoptando en el  miembro superior una trayectoria convergente hacia el codo y en el miembro inferior divergente desde la rodilla.

                                                                                                                                                                     Tratado de Anatomia Humana. 1-2.

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